Bélgica, ese pequeño pero valiente país famoso por sus gofres, chocolates y burocracia inquebrantable, ha decidido ponerse serio en eso de la “defensa nacional”. El ministro de Defensa, Theo Francken —ese señor que parece más fan del cosplay táctico que de los convenios internacionales— acaba de anunciar que todos los jóvenes entre 18 y 25 años recibirán una cartita muy especial: una “invitación cordial” para unirse al servicio militar voluntario durante un año. ¿Obligatorio? No. ¿Voluntario con cara de “hazlo o te juzgaremos”? Exactamente.
¿El contexto? Pues el mundo está que arde. Ucrania sigue en guerra, EE. UU. ya no quiere pagar la fiesta de la defensa europea y, claro, la OTAN está mirando feo a sus socios más ahorradores. Bélgica, que llevaba años escatimando en tanques para poder seguir financiando rotondas y festivales de cerveza, ha decidido que ya estuvo suave y que va a invertir miles de millones para cumplir con el “sagrado” 2% del PIB en defensa.
Y ahí entra el movimiento estrella: revivir una versión moderna del servicio militar. Según Francken, esto no tiene absolutamente nada que ver con un reclutamiento encubierto. No señor. Es más bien una “propuesta de valor patriótica para los jóvenes”, o lo que cualquier influencer militar llamaría “un año sabático con rifles y camuflaje”. Solo que en vez de mochilear por Asia, vas a aprender a montar una ametralladora y a planchar tu uniforme con lágrimas de orgullo nacional.
Pero tranquilos: es completamente voluntario. Al menos por ahora. Eso sí, cada joven recibirá una carta personalizada (porque en Bélgica hasta los toques autoritarios son corteses). Te preguntarán si deseas servir a tu país, mejorar tu condición física, aprender a levantarte a las 5 de la mañana y, por supuesto, disfrutar de la exquisita gastronomía de cantina militar.
Y si dices que no, nada pasa. Tal vez. Quizás. Bueno, te mirarán raro en el tranvía o te llamarán “blando” en la sobremesa familiar. Pero oficialmente, todo en paz.
Este gesto patriótico ocurre mientras Bélgica anuncia que comprará más cazas F-35, una tercera fragata y probablemente algunos misiles “por si acaso”. Todo esto mientras el país aún no logra que los trenes lleguen a tiempo o que la gente entienda cómo usar su sistema de votación.
Pero no importa. Porque cuando se trata de defender el país (y agradar a la OTAN), no hay presupuesto que duela ni jóvenes que no puedan recibir un “amable empujoncito” hacia la vida castrense.
Así que, jóvenes belgas, abrid vuestras cartas. Quizás no sea Hogwarts, pero sí es una oportunidad de oro para aprender a marchar, hacer flexiones y, con suerte, no terminar en un polvorín. Todo sea por Bélgica, la OTAN y el dulce olor a napalm por la mañana.