Sí, no es broma (aunque parece escrita por los guionistas de Saturday Night Live). Donald Trump, en su nueva gira de promesas preelectorales, ha anunciado que impondría un arancel del 100% a todas las películas extranjeras que se proyecten en Estados Unidos. Según él, se trata de una “medida patriótica para proteger la industria del cine norteamericano de la influencia foránea y las películas subtituladas que nadie quiere leer”.
“Estamos perdiendo nuestra cultura… nuestros niños ven películas con dragones coreanos y ya ni entienden a John Wayne”, declaró Trump desde un evento en Iowa, con una bandera enorme, banda sonora de Top Gun y una gorra que decía “Cinema First”.
¿Adiós a Bong Joon-ho y Pedro Almodóvar?
La medida, que aún no existe legalmente (pero sí en los discursos de Trump), afectaría directamente a toda película no producida por un estudio estadounidense. O sea, si eres fan de Parásitos, La vida es bella, Amélie, Roma o cualquier cosa con menos de tres explosiones por minuto, prepárate para pagar el doble… o dejar de verla en cines.
El expresidente (y probablemente guionista frustrado) también sugirió que Hollywood necesita volver a hacer “cine americano de verdad”, con “cowboys, héroes, valores cristianos y finales felices”. Spielberg y Scorsese aún no han comentado, pero se dice que Tarantino consideró hacer una película sobre esto. Con katanas, por supuesto.
Reacciones globales: del horror al humor
La comunidad cinematográfica internacional reaccionó con una mezcla de carcajadas y alarma. En Francia, un vocero del Ministerio de Cultura dijo: “Si América quiere aislar su cine, allá ellos… pero que no nos culpen cuando lo único que puedan ver sea Rápidos y Furiosos 24”.
Mientras tanto, la Asociación de Cines Independientes en EE.UU. emitió un comunicado en mayúsculas: “¿CÓMO VAMOS A LLENAR LAS SALAS SIN CINE FRANCÉS NI JAPONÉS? ¿QUIEREN QUE VOLVAMOS A VER CATS?”
Un futuro lleno de patriotismo y pochoclos
Aunque suene como una locura más del expresidente, la propuesta es un síntoma de su estilo de campaña, basado en la nostalgia, el proteccionismo y una pizca de surrealismo. De llevarse a cabo, afectaría no solo al cine, sino a toda la cadena cultural que vive de la diversidad creativa.
Pero hey, al menos podríamos tener una secuela de El Patriota protagonizada por él mismo. Con cameos de Mel Gibson… y Kanye West en la banda sonora.