Cinco frases inolvidables de Haruki Murakami

Haruki Murakami no solo es un novelista celebrado en todo el mundo; es también un autor de frases que se quedan a vivir en la memoria de los lectores. Entre jazz, gatos, pozos profundos y realidades paralelas, el escritor japonés ha sabido condensar en pocas palabras emociones universales. A continuación, recordamos cinco de sus frases más célebres, que revelan la esencia de su literatura.

1. “Cuando la tormenta termine, no recordarás cómo la superaste… pero una cosa es segura: no serás la misma persona que entró en ella.”
Tomada de Kafka en la orilla, esta frase se ha convertido en un mantra de resiliencia. Murakami recuerda que las crisis nos transforman, aunque no siempre entendamos cómo.

2. “Si solo lees los libros que todo el mundo está leyendo, solo podrás pensar lo que todos están pensando.”
Un golpe directo a la uniformidad cultural. El autor invita a desafiar lo establecido y a buscar lecturas que expandan la mente, algo que él mismo practica al mezclar lo japonés con lo occidental en sus obras.

3. “La memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve.”
De Tokio Blues (Norwegian Wood), esta frase sintetiza la melancolía y el paso del tiempo, dos pilares de su narrativa. Murakami retrata la nostalgia con la naturalidad de quien sabe que la memoria nunca es un archivo fiel, sino un espejo roto.

4. “Dormir es lo más inocente que puede hacer un hombre.”
Una observación tan sencilla como profunda. En un mundo saturado de ruido, el descanso aparece como un refugio de pureza. Como muchos de sus personajes, Murakami concede al sueño un espacio casi sagrado.

5. “Lo que sucede una vez puede que no vuelva a suceder. Pero todo lo que sucede dos veces, sucederá ciertamente una tercera.”
Inspirada en la idea del destino circular, esta frase conecta con el realismo mágico que atraviesa su obra. Lo inevitable, lo repetido y lo misterioso se entrelazan en una filosofía tan inquietante como poética.

Murakami no necesita discursos extensos para abrir puertas interiores. Sus frases funcionan como pequeños pasadizos hacia mundos donde lo cotidiano y lo extraordinario conviven. Y quizá ahí radica su secreto: convertir lo más común en literatura inolvidable.