En un giro significativo de su política de defensa, Bélgica ha anunciado planes para aumentar su gasto militar al 2% del Producto Interno Bruto (PIB) este mismo año, adelantando en seis años su compromiso previo de alcanzar ese objetivo en 2029. Esta decisión responde a las crecientes tensiones geopolíticas y a las presiones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para que sus miembros refuercen sus capacidades defensivas. 
Históricamente, Bélgica ha estado entre los países de la OTAN con menor inversión en defensa, destinando alrededor del 1,3% de su PIB en 2024. Sin embargo, el nuevo gobierno de coalición, liderado por el primer ministro Bart De Wever, ha decidido acelerar el gasto en defensa en 4.000 millones de euros en los próximos meses, con el objetivo de alcanzar el umbral del 2% del PIB antes de la cumbre de la OTAN programada para junio.  
El ministro de Defensa, Theo Francken, ha calificado el período anterior como una “vergüenza nacional” debido a la insuficiente inversión en defensa. El nuevo plan incluye la adquisición de más aviones de combate F-35, la mejora de las defensas aéreas y la incorporación de una tercera fragata para reforzar la fuerza marítima.  
Además, Bélgica ha decidido reactivar el servicio militar voluntario ante la creciente tensión geopolítica y el enfriamiento del apoyo militar de Estados Unidos a Ucrania. El ministro de Defensa belga, Theo Francken, ha anunciado que todos los jóvenes de entre 18 y 25 años recibirán una carta invitándolos a unirse a las Fuerzas de Defensa durante un año, aunque esto no será obligatorio. 
Este cambio de rumbo en la política de defensa belga refleja una respuesta a las amenazas compartidas y a la necesidad de una defensa colectiva más robusta dentro de la OTAN. Con estas medidas, Bélgica busca no solo cumplir con los estándares de la alianza, sino también fortalecer su posición en el escenario internacional y garantizar la seguridad nacional en un contexto global cada vez más incierto.